jueves, 4 de marzo de 2010

Liquido

Well oddsociety... aqui está el cuento que yo mandé a punto... ojalá Gabriel y Asura hagan lo propio!!! n_n So long!


El techo se escurría por las paredes. Era como si todo se hiciera más pequeño mientras mis ganas se apagaban. El aroma a tabaco que se impregnó desde hace años en mis manos y dejó completamente amarillo mi dedo anular, era el olor de toda la habitación.
Minerva tenía la piel clara y sus ojos parecían hundirse en las pestañas cafés que los enmarcaban; en sus hombros retozaba el principio y el final de los sueños. Yo seguía en la misma silla giratoria. Mi cabeza estaba repleta de volutas transparentes que no dejaban a mis pensamientos fluir del todo. Dentro de cada idea se mezclaban los sinónimos de la mujer que dormía en la habitación; mientras yo seguía estático con el cigarro ahogándome más que la ansiedad, pero sin gana alguna de detener su consumo, todos sus nombres inventados por mi ocio, que ahora era menos, descansaban en mi insomnio preocupándose por nada, que no fuera el reloj del escritorio y sus números rojos avanzando como amenaza sobre todas las horas que no dormía.
El tiempo parecía ir más rápido cuando cerraba los ojos y me encontraba con el sabor cítrico que tenían mis pesadillas al verme de frente. El techo seguía contrayéndose líquido, lleno de minutos sobre el escritorio. Yo lo aludía a la falta de los medicamentos que no había tenido tiempo de comprar, o al exceso de trabajo en el que llevaba viviendo desde el inicio del proyecto. Mi dedo índice estaba congelado en el segundo en el que la madrugada me encontró haciendo bolas de papel con los planos y temblaba maliciosamente por lo que mi pulso se mantenía inestable. Mis labios estaban completamente secos a causa del café y la tensión atormentaba una a una las neuronas dentro de mi cabeza, que podía sentir reventarse por las comisuras cerebrales.
No conseguía terminar los planos; había trazado la misma línea del alzado demasiadas veces antes de darme por vencido, caminé por el pasillo; mis ojos parecían arrastrarse sobre el piso desde la esquina del estudio, hasta la puerta donde brillaban los números del microondas. Entré a la cocina, caminé tres pasos hacia el estante donde los vasos terminaban con la pared.
Tenía todo calculado; el borde, la hoja lisa, el remarque exacto y el sentimiento de vacío que debía provocar el mirar a través de la ventana, colocada a tres metros del piso en una escala reducida sobre el ático. El plano se dibujaba en mi cabeza con las mismas líneas verticales y horizontales medidas a precisión, estaba acabado idealmente pero no lograba trazarlo.
Tomé una taza que introduje al microondas. El zumbido de mi cabeza permanecía estático en el punto entre mi sien y mi frente; entonces me serví en un vaso tres cuartos de líquido, el agua se mezcló con mi saliva en la garganta cuando escuché la respiración de Minerva levitar en el aire desde la recámara. El ruido lograba hacerme sentir invitado a descansar junto a ella y tirar hacia algún lugar calcinante a la horda de lápices que permanecían casi sonriendo en la lata del escritorio; ellos sabían que estaba ocupado, por eso no cesaban las muecas ridículas que los hacían parecer caricaturas de mi propio miedo atascadas y afiladas una tras otra junto al reloj.
Había un sonido grave de vacío en mi oído izquierdo y mi dedo índice temblaba aún. La hoja seguía tan blanca como al principio, igual que todas las ideas lineales que se paseaban por los periodos de lucidez en mi cabeza.
Afuera, el mundo parecía más brillante, terminado. Con sus bordes marcados y sus finales nítidos. Las nubes deambulaban oscuras sobre el cielo y mis ojos inflamados rogaban por poder quedarse fuera del cuarto donde el tiempo se contraía.
No me quedaban más que algunas horas, llevaba trabajando en esto más de una semana y los planos estaban casi terminados, excepto por el último pliego; el del tercer piso del lado oeste, donde el ático parecía desvanecerse y hacer polvo mis progresos: la ventana hacia el jardín. Era ella el problema. No parecía tan concluida como todo lo demás, era un punto ciego en el panorama, no era posible para mí dirigirla hacia ningún lugar, pero no podía prescindir de ella.
El haz de luz pálida que proveía la ventana sublimaba mis ideas para convertirlas en sueños. A través de ella se salía todo lo demás que parecía entonces mal hecho, como si el conjunto sólo perteneciera a esas líneas en ese lugar preciso y sin esa ventana bien colocada todo se volviera un sueño que no podía ser trazado, sólo una sombra.
Justo en el momento en que hacía conclusiones sobre la luz en la ventana del plano, escuché los pasos de Minerva salir de la cama, sobre la duela los crujidos eran una solución de sonido sin ritmo, que quedó en silencio al llegar a la alfombra del pasillo; entonces imaginé sus pies casi reptando con pasos que intentaban, sin lograrlo, ser iguales uno tras otro, hasta llegar al marco de la puerta donde yo trabajaba.
Volteé como por impulso cuando percibí su sombra a la entrada de la cocina iluminada por los números del microondas. La conjunción de la ventana, de la luz y de las líneas estaban del otro lado de la puerta, entonces se abrió y un haz blanco atravesó la cocina, para llenar de luz mi estudio; mis ojos no podían ver sus pupilas hundidas en las largas pestañas marrones ni sus labios, más afilados que de costumbre.
Sus manos largas sostenían con las uñas enterradas un lápiz enorme que, con una sonrisa cínica, me atravesó por el centro de la frente. El dolor llegó a mi cerebro en segundos y los colores del plano se esparcieron en la habitación que perdió los bordes y se llenó con cuadros perfectos. Todo a mi alrededor desapareció tras el sonido del microondas que avisaba que mi café estaba listo.
Cuando abrí los ojos, ya había amanecido, yo permanecía en el mismo sitio sobre el último pliego inconcluso. Minerva seguía existiendo sólo en mis sueños, como una alegoría terrorífica de la perfección inalcanzable y los lápices de la lata habían dejado de reírse para dar paso al vacío en el pecho y el dolor en el centro de mi cabeza, que se sentía al mirar al través de la corta ventana del ático, que tenía de frente.

La niña abrió los ojos, y dejó de hablar. El hombre vestido de negro la miró de frente como rara vez pasaba en ese tipo de lugares. -¿Con qué lo relacionas?- preguntó el hombre con voz seca a la niña que estaba aún acostada en el sillón rojo de la sala.
Ana quería levantarse, ese lugar le causaba más frío del habitual, aunque en la primaria todos se alejaban porque aún a medio día y bajo el sol sus manos siempre estaban frías. A ella no le importaba, pues sus viajes a la realidad se hacían más cortos cada vez y justo cuando algo estaba por llamar su atención su imaginación creaba un nuevo escenario.
El golpe en la cabeza que su madre le había dado contra la pata de la cama cuando su esposo las abandonó, causaba en la niña lapsos de pánico, de olvidos y de terrores nocturnos en los que soñaba una y otra vez con ataques de sus juguetes, lápices e incluso de su comida cuando estaba sola en la habitación que tenía en el ático de la abuela.
-¿Relacionarlo? ¿Qué? Mi padre también es arquitecto como yo, él solía decir que las paredes se contraían cuando trabajaba demasiado. -¿De qué estaba hablando? ¿Dónde está mi mamá?, papá volverá a casa esta noche, ya no puedo estar aquí – Dijo Ana, mientras abrazaba más fuerte a Minerva, la muñeca con pestañas enormes que su padre le había dado la noche de su cumpleaños; un día antes de desaparecer.
Tinta Endeble

2 comentarios:

  1. Tú sabes que me gusta mucho... ahorita lo entendí mejor y me gustó más (ya sin tanta prisa encima XD)... se parece a un cuento que tengo por ahí (creo que todos solemos cosas símiles, verdad?. Qué molesto es que no aparezcan las sangrías, porque me cuesta más trabajo leer...

    La locuuuuuuuuuuuuura!!!! Hace falta explotar más ese tema, no os parece?

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  2. A friend in need is a friend indeed, a friend with weed is betta xD
    luv the song lol
    wooow hun, bueno...me sentí estúpida como durante toda la lectura porque releí para poder comprenderlo. El final está así creepy pero increíblemente bien hecho.
    congrats hun!
    nice job!
    Y concuerdo con gaby, esas bloody sangrías!! (y sí, los odds solemos estar en la misma sintoddnía)

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