viernes, 5 de marzo de 2010

Los Amantes (In That Substandard Motel)

hey there!!
Pues bueno, hoy con depresión por no ver Alicia, medicamentos para mi sore throat y mi felicidad aún no superada (weird, estar felizmente deprmida lol) , mi mente se relajó y me puse a escribir, así que si gustan leerme háganlo, si no..pues no xD, y si sí, pues comenten ¿no? duh....
luv you all, odds.



Los amantes (In That Substandard Motel)

Muy seria, joven y elegante, no era capaz ¡cómo podría! unos decían. Arrogante. Mucho. Pero ¿cuándo la belleza se ha apartado de su mejor compañera? Rara vez, meditaban otros. ¡Él era el culpable! ¡Él! ¡Él!, señalaban otras manos.
¡Orden!
La sala permaneció en silencio y el fiscal llamó a testificar al primer testigo –a quién nos referiremos como Señor Sazo, a petición del mismo, con el único propósito de salvaguardar el anonimato de tan valiente persona –. ¿Dónde se encontraba aquella noche? Preguntó con su estridente voz el fiscal, escudriñándolo con la mirada. Tembloroso, el Señor Sazo respondió que no recordaba, que ni siquiera conocía a aquella pareja desquiciada. No esperaba que conociera al hombre, indicó el fiscal, pero sí a la mujer, y, con toda la sutileza que pudo, le recordó que lo mejor para él era cooperar o de lo contrario se encargaría de abrir un caso acerca de los turbios sucesos que en su más que deficiente motel se daban con su pleno conocimiento.
Así que la historia era esa. Sí la conocía. Esa mujer seria, joven y elegante no podía pasar desapercibida en un motel como el del Señor Sazo. ¿Cómo habían llegado? No en auto. No sabía cómo habían llegado, su recién recuperada memoria sólo le permitió retroceder al momento en el que ella y su acompañante habían pedido una habitación, minutos antes de la media noche, diez, cinco minutos, pero media noche. ¿Quién la pidió? Él la pidió, ella ni siquiera pronunció palabra. Les dio la llave del 105 y les indicó cómo llegar a ella, el hombre dio las gracias y él y la mujer avanzaron hacia las escaleras y los perdió de vista. Fin del asunto. Nunca supo a qué hora se suscitó aquello o a qué hora la habitación fue abandonada.
El Señor Sazo se sintió muy aliviado de dejar en su lugar ahora a Ryan Pérez –“el Rallan Pi”, como dijo que sus amigos le decían y señaló que cualquier persona presente podía sentirse libre de hacer lo mismo, comentario que fue ignorado cortantemente por el fiscal –, taxista. ¿Conocía a la mujer? Tal como conocerla, no, fue la respuesta, pero había llevado a la pareja al inmueble del Señor Sazo. ¿Qué había hecho después? Circuló por la zona alrededor de media hora y percatándose del poco provecho de la acción, dio vuelta y pasó por la misma calle donde había dejado a sus previos pasajeros. ¿De qué se había dado cuenta? La misma mujer, esa que estaba en frente de él en ese mismo momento, ella, sí, sí, ella, estaba sola parada sobre la banqueta, bolso colgando y polvo compacto en manos. Le preguntó que si el asunto había tardado tan poco y si necesitaba transporte de nuevo. Recordó la mirada de la mujer observándose en el espejo, y su perfecta y disimulada sonrisa, y su arrogancia al mirarlo a él, pero eso no valía la pena mencionarlo. ¿La transportó de nuevo, entonces? Así había sido, sí. La llevó a Insurgentes Sur, y después de pagarle los ciento tres pesos –que había marcado su taxímetro con tarifa nocturna y que habían sido pagados con un billete de quinientos para el que no tuvo cambio, mismo que tampoco había sido pedido –, la había bajado en Francia y hasta el presente día volvía a saber de ella.
¿Qué dice usted al respecto? Dijo el fiscal cuando la señorita Marieta Icurriña, seria, elegante y con un gesto que le robaba jovialidad, estuvo sentada donde minutos antes había estado Ryan Pérez. Su defensa ya no podía hacer nada por ella, sin embargo la ley le otorgaba el derecho, el privilegio –por ser ella – de defenderse y dar pruebas de sus palabras. ¿Motivo de aquel encuentro? Negocios. Estrictamente negocios. ¿De qué tipo? ¡Personales! La conmoción en los presentes no se hizo esperar. El fiscal miraba al jurado pero señalaba a la señorita Icurriña, porque ella, seria, joven y elegante, había asesinado a Bernardo M. del Pino. Serena, firme y con la misma sonrisa que el joven Pérez la había recordado, sacó su pañuelo de la manga de su sacó color crema para secarse las gotas de sudor que aparecieron en su frente. Con toda delicadeza lo dobló y lo devolvió a su lugar. ¡Debía reconocerse que un crimen había sido cometido y que los apellidos no importaban! indicó fervientemente el fiscal. ¡Él era el culpable! ¡Él! ¡ÉL! Volvían a gritar los allegados de Marieta.
¡Silencio! ¡Silencio!
¿Acepta que fue usted la que persuadió al señor M. del Pino a tener ese encuentro en un motel de mala muerte, que lo sedó y que lo apuñaló hasta dejarlo sin vida esa misma noche? Lo aceptaba. Para qué negarlo. Un crimen con muchos defectos, y claro, debía haberlos debido a la ineptitud de la victimaria, decía el fiscal satisfecho con su actuación, pero la razón aún permanecía oculta. ¿Qué había sido, señorita Icurriña? ¿Acaso su amante quería hacerle saber a su prometido la relación que tenían? ¿Por cuánto tiempo lo ocultaron? La sonrisa seguía en su lugar. Marieta Icurriña levantó la mirada y dijo simplemente que aquella pregunta la debía contestar su prometido, puesto que ella había actuado en cuanto supo lo que pasaba. Era culpable, había asesinado a Bernardo M. del Pino, pero no por alguna de las suposiciones estúpidas del fiscal. Bernardo no había sido su amante, era el amante de su prometido.
¡Él era el culpable! Gritó señalando impetuosamente a su prometido, que ya salía a paso rápido de la sala. ¡Él!
There was a terrible crash.

3 comentarios:

  1. ¡Oh, maldito homosexual!
    XD
    Por un momento pensé que había asesinado a algún político o algo así, y "el Rallan Pi" jaja no ma..
    aunq esta historia puede estar mejor, hun, igual y la enfermedad bloqueó un poco tu creatividad
    pero no está mal, no está mal
    ;)

    ResponderEliminar
  2. Amén a lo que dice Asura!!!!
    Sí,ya te lo dije, linda, unos arreglos y listo; sin mencionar que puede dar de sí otros treinta centímetros de texto, este tipo de cuento merece ser mucho más descriptivo y con muchas situaciones de tensión... pero el final es la neta!!!
    te doy cuatro estrellas por él!
    ****
    P.D.:Sí, te prometo que ya subiré algo pronto... pero luego no te vayas a quejar! XD

    ResponderEliminar
  3. I like it! llegué a un momento de confusión!!! pero después entendí!! si maldito JOTO!!! Yo digo que puedes hacerla más claraaaa!!! n_n
    te quiero joni bon!

    ResponderEliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.

The Odd Survey! ¿Por qué las chicas de las películas (Dr. Jekyll and Mr. Hyde) Nunca saben que el monstruo está tras ellas?