Hola, queridos Odds!!!
En medio de un montón de ideas románticas, consideraba la posibilidad de un suicidio en masa (o sea yo y mis deprimidas neuronas) y quería saber si no se animaban? No, I was joking, la verdad es que quería proponerles una cosa y también me dieron ganas de postear un cuento profético que tenía por ahí guardado, para que vean que no soy tan buena como Mara les hizo creer XD.
Punto número uno: El martes hay función doble de películas de lobos en la cineteca (pagas uno y ves dos). La primer película The Howling -Dir. Joe Dante, EUA, 1981- empieza a las 11 (ese es el problema) pero la segunda, The company of wolves -Neil Jordan, EUA, 1984- es a las 12:45 y según entiendo, sí pueden verla conmigo y hacerme feliz; así que si les late, pues yo los veo por allá... de cualquier modo, es probable que los vea mañana en arquiternura y pues ya veremos...
Punto número dos: Este cuento es una jalada: uno de mis múltiples intentos fallidos por escribir ciencia ficción y formaba parte de una novela (stuff tipo Crónicas marcianas) que nunca terminé y tampoco me dieron muchas ganas después de las críticas recibidas... Aclaro que lo escribí antes de ver 12 monos, no soy tan pirata... y pues espero que les divierta aunque sea tantito... espero sus quejas y etc etc etc.
La rebelión de los morados
9 de junio de 2109. La compañía semillera Miahcorp ha desarrollado una berenjena transgénica. La nueva variedad contiene el gen cry1Ac, que otorga propiedades favorecedoras para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares, degenerativas, el cáncer, entre otras. Esta variedad se empezará a probar masivamente en América y serán evaluados sus efectos. El CRAIG (Comisión Responsable de Anuencia en Ingeniería Genética), máximo órgano regulatorio en temas de biotecnología, autorizó un ensayo de campo a gran escala.
Periódico El Universal. Nueva República Latinoamericana, Cd. De México.
Cuando éramos pequeños, Laurif, su hermanita Eeru y yo, acostumbrábamos jugar bajo las coladeras para buscar monedas y usarlas para comprar caramelos de mostaza. A veces, cuando Laurif andaba de humor, también solíamos cazar esas feas ratas de tres ojos y meterlas por las tuberías de la casa del señor Sergei, un viejo ruso malhumorado que llegó al país poco antes de la Gran Guerra. Aunque eso fue antes, hace tanto tiempo. Ahora tenemos que escondernos bajo las coladeras para que no nos encuentren, para que nos olviden.
Irónico: hace poco menos de un año ellos nos temían a nosotros.
Al final de la batalla, se comenzó desde cero; después de todo, ya no había algún país fuerte que existiera al final del océano, más que una América que había permanecido extrañamente unida ante el caos, lo cual constituyó para muchos de nosotros la creación de una utopía.
Sin embargo, detrás de cada gran cruzada siempre quedan heridos. El hambre y la enfermedad se propagaron con rapidez. El problema más grande radicaba en que un nuevo virus de inmunodeficiencia letal, de propiedades desconocidas, actuaba de modo que la infección se propagaba a través de cada secreción del cuerpo, por mínima que ésta fuera, y actuaba tan rápido que la muerte resultaba inminente en cuestión de semanas… o de días.
Tan sólo con tocar a un infectado se terminaba todo.
La cosa no es sencilla. Encontrar algo qué comer aquí abajo, aún cuando los animales rastreros se han vuelto parte de nuestra alimentación diaria, nunca es fácil. Laurif y yo nos encargamos de distribuir las raciones y controlar a la población. Eeru escoge grupos de cinco personas, al menos una noche a la semana, para buscar comida en almacenes, bodegas o lo que encuentren. Creemos que en la oscuridad es más sencillo escondernos de ellos.
No siempre regresan todos los que se van… o no regresa ninguno; a veces simplemente regresan, pero sabemos que ya no son ellos y tenemos que eliminarlos.
Lo único bueno de todo esto es poder descansar junto al cuerpo tibio de Laurif, a pesar de los terribles gritos que se escuchan arriba. No todos tuvieron tiempo para esconderse en los pasadizos subterráneos cuando comenzó la catástrofe… y no podíamos tomarnos la molestia de avisar a nuestros conocidos sobre el improvisado plan.
Ahora cierra los ojos, pero no le creo, no está dormida; ella también escucha los gritos, el sonido de otra de esas malditas bestias al arrancar y tragar la carne de su víctima, sus vísceras, su cerebro.
Lo sé, yo también puedo escuchar todo como si estuviera sucediendo aquí, dentro de mi cabeza.
Comenzó la cacería. Todos los enfermos fueron trasladados a campos de concentración en zonas desérticas, mientras los científicos encontraban una cura. Al menos eso dijo el gobierno. En el fondo, todos sabíamos que sólo esperaban su muerte, así erradicarían todo mal. Así terminarían con todo; a fin de cuentas, eran pocos comparados con los millones que eliminaron durante la guerra.
Tras años de estudio y miles de muertes, descubrieron una especie de solución orgánica derivada de berenjenas genéticamente alteradas que, mezclada con sangre de ciertos animales, evacuaba la enfermedad del cuerpo humano y evitaba que éste volviera a adquirirla.
Fue probada en pequeños grupos que reaccionaron favorablemente. El único inconveniente hasta entonces era que su piel alcanzaba un tono morado. La hipótesis de los científicos era que se debía al fruto del cual se había obtenido la cura. Fuera de ello, no había ningún otro problema…
El último niño que quedaba en el refugio murió ayer. Era de esperarse; tenía seis años y había sufrido mucho con la enfermedad. Su madre decidió suicidarse, así que escapó de la alcantarilla. Laurif trató de detenerla mientras subía, pero ésta le pateó la cara y finalmente salió. No escuchamos un sólo un grito, pero estuvimos seguros de que había muerto cuando uno de sus ojos verdes cayó sobre mi cabello.
Vomité.
Soy un hombre valiente, soy un hombre valiente. Entre más lo repito, más pierde el sentido. Laurif, ¿me escuchas? Soy un hombre valiente, soy un hombre valiente…
No pasó mucho para que perdieran el juicio, su humanidad. Escaparon de los campos de concentración y empezaron a comer carne humana, a terminar con todo, con lo que quedaba de la civilización.
Podemos escondernos, pero ellos encontraran la manera de atraparnos, no son tan estúpidos. No obstante, eso no es lo peor. Descubrimos que el brote del que partió todo no había sido extirpado por completo.
Ahora nosotros estamos contagiados.
Poco a poco todos moriremos de hambre, asesinados por ellos o por el virus, qué más da. Me pregunto de qué modo avanzará el tiempo cuando la raza humana se termine.
No lo sé.
A quién engaño... yo no soy un hombre valiente.
Ooorale!! @_@
ResponderEliminara mí me encantan ese tipo de historias, pero no pude hacer la comparación con 12 monos porq tiene muuucho q la vi así q ya no me acuerdo de nada XD
Supongo que alargándola quedaría más chiida y la idea de las berenjenas alteradas está loooca jaja, supongo q si eso puede curarme.. por qué no?
Waaaaaaaaa!!!
ResponderEliminarY dices que no escribes bien ¬¬
you cof biotch cof (ntc xD)
ahora estoy traumada...
digo, en estos días ya puedo creer todo:grandes guerras, enfermedades que son tratadas con berenjenas, ardillas parlantes -por qué no?? xD)
Luv it hun!!
Deberías hacer algo más largo con esa idea, tienes material. Tampoci he visto 12 monos, así que no sé decir, pero lo que sea... está muy cool :D
Thanks, huns!
ResponderEliminarMejoran mi autoestima (eso es posible?) XD
Aunque... el hecho de que sólo reciba apoyo femenino me huele mal -n- jajajajaja
Ahora creo que se parece más a V de Venganza...
Quizá me esfuerce más con estas cosas, pero no prometo nada, no ando muy animada últimamente.
Pasen bonitas "vacaciones".
See ya!