Ven Conmigo

Bueno, este es un cuento que escribí hace algún tiempo pero que va muy ad hoc con la temática del Otoño, lo medio corregí pero es super cursi! jajajaja bueno ya saben, de la época en que creía en el amor. Espero lo disfuten

Ven conmigo hacia ninguna parte, toma mi mano y te imploraré jamás dejarme, bésame ¿Qué esperas?
Rompe las reglas.
Dame tu vida, espera...
Ya has tomado la mía.

Pronto ella tomó conciencia y se detuvo un instante. Era sólo un sueño, un mal sueño del que el mundo jamás sabría. Se levantó rápidamente y humedeció una toalla, se frotó un poco el rostro, se dirigió a la cocina por un vaso con agua que jamás bebió y volvió a la cama.

Él estaba de espaldas y no notó su ausencia; la cama tembló suavemente mientras ella metía sus piernas en el edredón blanco. Lo abrazó tranquila y miró la pared sin luz vagamente. Recostó la cabeza sobre la almohada en la que se acomodaba su cabello negro peinado en una trenza. No podía cerrar los ojos. Algo había dentro de ella que la hacía notar el vacío que le recorría el pecho...

La escena del sueño era inexplicable; surrealista y encantadora, pero ella no quería seguir soñando. Un leve movimiento llevó su respiración hacia el oído dormido de su amante y dejó escapar un poco de vaho que heló su sangre. Rápidamente, él giró hacia ella y sin abrir los ojos en la oscuridad del sueño acarició su rostro, llevó sus labios a su oído para decirle con casi inaudible rumor: -Duerme-. Ella lo besó y giró su cuerpo hasta darle por completo la espalda y cerró los ojos.

La escena cobró vida en el hondo lago. El agua inmóvil en el lento correr del tiempo y el silencio total humedecían sus párpados con la brisa de octubre, mientras las hojas caían rojas y secas -la sangre del otoño- pensaba. Ella estaba anonadada bajo un frondoso roble seco; vestida con galante traje de noche rojo, como las hojas de la estación, su cabello negro y suelto sin decoración alguna, se movía lentamente hacia el muelle con los pies descalzos.El borde del lago disminuía en distancia con cada paso que daba. Paso a paso, el olor a tierra mojada y el sonido de las hojas rompiendo bajo sus dedos se hacían más intensos.

Ven conmigo hacia ninguna parte…camina mis pasos y acompáñame,prometo jamás dejarte…
It’s the time on the shore,
It's the way to the edge…
It's a good reason for living in Death.

Una de sus manos cayó en ese momento por el borde de la cama y su gato la lamió buscando una caricia. Sus ojos claros se abrieron de inmediato incorporándose con un suspiro de alivio.
Sus manos sudaban y su cara estaba bañada por el helado paso del sudor frío y el sueño. -Gracias minino, gracias- le dijo al gato mientras caminaba hacia la puerta trasera sin encender las luces. Sacó un frasco con leche del refrigerador y llenó el plato del gato. Después abrió la puerta para dejarlo salir.

La primera noche de verano corría dulcemente. En el viento las flores aromáticas y el calor sin piedad del norte del planeta eran los vestigios del clima. La única decoración en el cielo nocturno era una luna menguante sobre Orión; sin más estrellas que el brillante tintineo de esas tres diminutas lucecillas. Ella miró al gato marcharse sobre el techo de la casa y cerró la puerta. Caminó a través de la sala para salir por la puerta de en frente esperando que el sueño no la venciese de nuevo. Se recostó en el jardín sobre la hamaca que llevaba puesta ahí desde hacía semanas, y que jamás había tenido tiempo de utilizar más que aquella tarde en que él la había clavado en la entrada. Ella comenzó a pensar en los deberes, en él, que la esperaba en la cama de la habitación, en el insoportable calor que le causaba dolor de cabeza. Ella intentaba mantener sus ideas ocupadas para no quedarse dormida pero fue inútil. Sus párpados cansados, se cerraron una vez más y ella, vestida con su pijama de verano favorita, azul y ligera, cedió ante el sueño.
La luna llena estaba casi oculta por el ejército marino de nubes; profundos y móviles apenas se reconocían en el firmamento leves fulgores de un cielo lleno de estrellas magnas. La vía láctea resplandecía tras las nubes de lluvia en algún sitio al sur del mundo. Ella miró hacia arriba y cruzó sus brazos, la lividez de la noche mantenía su atención, temblaba de frío.

Ella empezó a avanzar en la pantalla que miraba frente a sus ojos; el mundo irradiaba tonos celestes y ella se mordía los labios implorando a su alma que se detuviera. Pero no lo hizo; sus pies descalzos avanzaban hacia el borde del lago.

Ven conmigo hacia ninguna parte;
is the time on the edge
¿Ves e brillo de lo eterno?
Es tuyo…si te quedas conmigo…
Ven conmigo….Die with me… die for me…

Ella cerró los ojos y extendió sus brazos avanzando hacia el borde del lago. Miles de luces se encendieron sobre la oscuridad llana del agua que parecía estar dormida; sus manos temblaban al acercarse y la voz volvió a escucharse….

Ven conmigo hacia ninguna parte… es la vida de los inmortales… ven conmigo, toma mi mano…. Vive conmigo en muerte, deathless, deathless.

Él caminaba en el pasillo a obscuras buscándola. Paseó por la cocina y vio un vaso roto sobre el piso de madera; había estado lleno, lo sabía pues el agua se había derramado bajo la mesa y la puerta del refrigerador estaba abierta. Indeliberadamente un crujido resonó en el pórtico de en frente y ahí la vio a través de la ventana avanzando hacia el borde de la escalera con los brazos extendidos hacia el frente como quien espera ser recibido en nuevo sitio. Exaltado corrió hacia la puerta para intentar alcanzarla, su mano tocó la perilla, y ésta ardía como hierro al fuego. Tomó de la mesilla en la sala un mantel, e intentó abrir de nuevo la puerta, pero estaba cerrada….

Ven conmigo hacia ninguna parte… toma mi mano, ven conmigo soplo de eternidad mundana…. Ven conmigo, juro jamás dejarte…. El borde del crepúsculo te espera al alba…. Ven conmigo…

-¡¡Amanda!! ¡¡Despierta!!- Gritó él desde dentro de la enclaustrada puerta golpeando con fuerza la ventana. Pero ella no se detuvo. En el borde del muelle se dejó caer con la ligereza de una pluma sobre el lago de mil luces… el silencio fue roto y los murmullos de cientos de almas prolongaron la agonía. Ella no salió más a la superficie… Él la vio desplomarse sobre las escaleras y empezar a toser como el ahogado lo hace en su lecho fatídico.

Llévame contigo hacia ninguna parte… toma mi mano y no la sueltes, yo te ruego. Llévame contigo al silencio de las voces inertes…. Llévame contigo, juro jamás dejarte…

El cuerpo en el pórtico dejó de moverse y la puerta al fin pudo abrirse. Él se aproximó a ella e intentó reanimarla. Pero no halló respuesta, su cuerpo estaba empapado, tenía el cabello suelto y vestía de rojo, sus ojos abiertos guardaban en ellos la escena de una hermosa luna llena y su piel helada tenía el color celeste del cadáver en invierno… caminaba descalza y sus labios estaban entreabiertos…